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LIQUIDACION POR DERRIBO


Primero, el desarrollo: después, la apertura. La oposición al signo positivo, de evolución económica, de efectiva respiración industrial que ensanchaba el pecho del país, provocó, fuera de España, reacciones en cadena. Nuestro crecimiento se hacia visible. De la editorial Ruedo Ibérico: cimentada sobre una sola premisa, la oposición total, obsesiva, al Régimen español y al General Franco: surgía, con un título suficientemente expresivo en su primer número -«La generación de Fraga y su destino»-, una colección de «Cuadernos», definida crudamente por uno de nuestros más brillantes y jóvenes historiadores como «una vulgar sucesión de panfletos insultantes».

Durante años, «Cuadernos de Ruedo Ibérico» apareció con una suerte intermitente de virulencia, buscando los puntos débiles de la estructura política; los abusos, más o menos hipotéticos; la corrupción, más o menos inventada, y las aristas amargas y sangrientas de la supuesta representación.

La distorsión sistemática de cuanto pudiera ser considerado negativo en la vida nacional fue originando una progresiva pérdida de interés en los lectores de estos «Cuadernos». Las estadísticas oficiales, refrendadas por altos organismos económicos internacionales; la imagen de un país en su serena andadura por los caminos del crecimiento, del esfuerzo a todos los niveles, con una serie de problemas reales, de objetivos a cubrir, resultaban de imposible disimulo, de inútil desfiguración.

Con «La generación de la Zarzuela», «Cuadernos de Ruedo Ibérico» se ha despedido de sus entusiastas y animadores. En su justificación, la dirección dice: «No se han logrado superar las causas que imponen la desaparición de la revista: pérdidas financieras que pesan sobre una empresa de recursos precarios; reducción progresiva hasta la casi extinción del consejo de redacción; escasez -y carestía en muchos casos- de material publicable; ausencia de un mínimo suficiente de abonados... »

El comentario a esta exposición de causas resulta gratuito. Es la liquidación por derribo. Es, simplemente, el reconocimiento de ¡a inutilidad y esterilidad de una labor de zapa. Los «Cuadernos de Ruedo Ibérico» no tienen ya objetivo. Sin el desarrollo, con sus evidencias, hizo brotar un estúpido afán contrarrestador, hace más de una decena de años, ahora la apertura ha acabado de barrer aquel afán en su máxima y más ostensible cristalización.

El hecho de esta desaparición, forzada por la escasez de audiencia popular, tiene entre otras muchas una faceta, especialmente destacable. Tradicional fue, durante años, que los escaparates mas concurridos por las publicaciones de «Ruedo Ibérico» estuviesen en las librerías allende los Pirineos, Hendaya a Biarritz. La Mayor y más Importante difusión de sus publicaciones, incluida la revista, tenía cariz claramente clandestina. Sus lectores estaban dentro del país. Hoy, esos lectores de antaño, que le concedieran una cierta esperanza de vida y función, le han vuelto la espalda. La realidad desvanece siempre las sombras.


(Ricardo de la Cierva), ABC, 1/6/1974