Xavier Domingo - El dinero del Opus es nuestro

EL DINERO DEL OPUS ES NUESTRO

Autor: Javier Domingo.
Editor: «Ruedo Ibérico».
Lugar y fecha: París, 1971.
Páginas: 154.

CONTENIDO

Un alto dignatario del Opus Dei es raptado por un grupo terrorista (sic) perteneciente al partido comunista español, siendo el motivo la recuperación de veinte millones de pesetas que, según los raptores, pertenecen al pueblo. La peripecia se complica cuando distintos bandos, emisarios de diversos partidos políticos, intentan raptar a su vez al raptado. De esta forma se pone de manifiesto cómo el dignatario del Opus va pasando por las diversas manos de sus distintos raptores, los cuales, a base de presionarlo con palabras, amenazas y golpes, tratan de que su rehén confiese en qué lugar se encuentra el dinero y cuál es la combinación de la caja que lo encierra. A estos hechos hay que añadir los acontecimientos que tienen lugar en torno al raptado y las medidas que adoptan los raptores para que su víctima declare lo que anhelan saber, como son los castigos a los que es sometido, contactos sexuales cargados de sadismo, insistentes suplidos dolorosos y continuas blasfemias contra su persona; situaciones éstas que torturan sus principios y exaltan su religiosidad. Se hace además, referencia sarcástica e irónicamente de la situación del clero no sólo en España, sino también en todo el mundo y de cómo ha disminuido en los últimos tiempos su poder.

Asimismo, a partir de la mitad de la obra, comienzan los enfrentamientos directos entre los distintos grupos de raptores, dando así lugar a la intervención de la policía. El rehén, mientras tanto, acaba por confesar, y uno de los bandos asalta el lugar indicado, haciéndose posteriormente con el botín.

El final de esta -llamemos- primera parte de la novela es un tanto incoherente, ya que finaliza con él un accidente de los huidos en el cual el maletín que contiene el dinero, tras la muerte de sus portadores, dada la caída del automóvil en el que escapaban por unos acantilados, queda abandonado a su suerte en unas rocas.

Con respecto a su otra vertiente, un escritor que circula solitariamente en automóvil en dirección al norte de la Península bordeando la costa mediterránea, a la altura de la región catalana, recoge en la carretera a un autoestopista que lleva su misma dirección; como la travesía es monótona y larga la distancia a cubrir, ambos hombres entablan extensos diálogos en los que cada uno de ellos va exponiendo algunas de sus formas y pareceres y contando diversos pasajes de su vida. El escritor explica a su acompañante el porqué de su salida de España; esto es: habiendo ocupado varios cargos directivos que tuviera que abandonar a consecuencia de la integración en que trabajara en la comunidad del Opus Dei, dados sus principios y no estimando conveniente continuar al servicio de dichas empresas, se da cuenta de que la vida posee más valor del que cualquier ser humano le atribuye y, por tanto, estimando absurdo luchar en una sociedad mal construida, decide abandonar esas descabelladas obligaciones a las que se ha visto atado durante tantos años y dedicarse a una vida más sencilla y más cargada de hermandad y misticismo.

A esta historia el ensimismado acompañante contesta con otra, mientras se detienen en un restaurante a descansar; esta situación es aprovechada por el autor para exponer diversos puntos de vista sobre la sociedad, la política y la religión españolas y poner al corriente al lector de sus aptitudes personales sobre estas tres cuestiones. Nos relata entonces Javier Domingo en este pasaje -no sin un acentuado tono burlesco- el trance por el que está pasando España, «dada la fuerte opresión dictatorial a la que se encuentra sometida» y «las injusticias y desajustes que con respecto al pueblo se están cometiendo» (sic). Los dos hombres, recuperados en parte de su cansancio y dispuestos a realizar sus sueños, ponen rumbo de nuevo hacia la frontera. Los protagonistas se despiden habiendo llegado uno de ellos a su destino y continuando el otro hacia Francia sin saber que el hombre que le había acompañado durante el viaje, y al cual había recogido en la carretera, era portador de un maletín que contenía veinte millones de pesetas.

JUICIO

Publicado en 1971, «El dinero del Opus es nuestro», es el primer volumen de la serie «Episodios españoles», cuyos próximos títulos -anuncia la editorial- serán -y efectivamente lo fueron- «La viuda andaluza» y «La conjura posfranquista». Parodiando el mundo de don Ramón María del Valle-Inclán -«Los esperpentos»-, Javier Domingo intenta ofrecer, con deformación de espejo de feria, pero sin conseguirlo, una visión de algunos aspectos de la realidad española contemporánea. Ni por la construcción -en desiguales planos paralelos- ni por su estilo, «El dinero del Opus es nuestro» aporta nada a la actual narrativa española: ni a la peninsular, ni a la hispanoamericana, ni a la del exilio. La misma brevedad de los planos demuestran claramente la absoluta falta de dominio de la técnica de su autor. Por otra parte, la evidencia de una desconexión semántica, hace que el libro nos recuerde vagamente a tantos epígonos de los años veinte que pasaron sin pena ni gloria por los folletones de la época y por el «Cuento Semanal». Por otro lado, la peripecia en sí misma no se mantiene en ningún momento en pie y está fuera de todo razonamiento, incluso atribuyéndole al autor una intención simbólica. Prisa, brevedad en el texto, desconcierto en el ensamblaje, despreocupación en el idioma y falta de propiedad, agudizan además, los fallos y las inoperancias de la escritura de un autor que, si no fuera de sobra conocido, particularmente en Francia, nos haría pensar en la «opera prima» de un Joven autodidacta que hubiera querido epatarnos a base de procacidades, lugares comunes y erotismo barato.

En definitiva, una obra sin trascendencia en la que lo único que pudiera decirse de ella es, el valor que ha requerido el autor al haber superado el ridículo que significa su publicación.


En Boletín de Orientación Bibliográfica nº 107-108, julio-agosto 1975