Éditions Ruedo ibérico
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Prólogo


Un gran silencio se enseñorea sobre un periodo de las luchas sociales en América latina: el periodo del anarcosindicalismo y del sindicalismo revolucionario durante las tres primeras décadas del siglo XX.

De las tumultuosas manifestaciones que inundaron las calles de Buenos Aires, Montevideo y Sao Paulo; de las huelgas insurreccionales que sacudieron las ciudades y campos desde México hasta Chile; de la enérgica resistencia de centenares de miles de trabajadores a la explotación y a la militarización de la vida cotidiana; de los apasionados llamados de la prensa y de los oradores anarquistas a la lucha contra el Estado y el Capital, queda un vago recuerdo en la memoria colectiva y algunas breves alusiones en un número curiosamente restringido de obras de historia y sociología. Un silencio abrumador. Por poco que investigue, la persona en busca de información llegará fácilmente a preguntarse si se trata de un puro "olvido" o si, por el contrario, se trata de un silencio deliberado. Si la curiosidad lo impulsa a ir más lejos descubrirá, alarmado, que el silenciamiento del periodo anarcosindicalista es a menudo un acto consciente de omisión, resultado de la censura y del terrorismo ideológico que reinan actualmente en las "ciencias" sociales.

Mientras la censura comienza a manifestarse en la omisión deliberada, el terrorismo lo hace en los breves párrafos que ciertos autores dignan acordar al periodo anarcosindicalista. En ellos se superponen la desfiguración de los acontecimientos, los esquemas reduccionistas, la burda tergiversación, nuevas y escandalosas omisiones. En una palabra, la falsificación de la historia.

Esto resulta comprensible en aquellos políticos que erigen en Verdad Suprema la verdad de la corriente o partido a que pertenecen: la razón del partido, como la razón del Estado, triunfan sobre toda otra consideración.

Por otra parte, puede resultar inexplicable, para quienes creen en la imparcialidad científica, el hecho que reconocidos investigadores sociales adopten el mismo comportamiento. No obstante, una simple ojeada sobre sus anotaciones referentes al movimiento anarcosindicalista nos confirmará que las pretensiones de objetividad ceden naturalmente el paso a las convicciones ideológicas: así, en medio de discursos economicistas rebozados de estadísticas sobre los coeficientes de industrialización y la distribución secto rial del PIB, estos investigadores no dejarán de insinuar o afirmar explícitamente que la derrota de tal o cual movimiento social se debe a la ausencia de una "vanguardia" partidista, o que el anarquismo, por su naturaleza "pequeño burguesa", no podía representar "los intereses históricos" del proletariado, etc.

En este trabajo intentamos, por una parte, contribuir a derrumbar el muro de silencio y a desmalezar este terreno histórico de la larga serie de tergiversaciones y lugares comunes que lo invade. No pretendemos escudarnos en la "ciencia" para imponer ninguna Verdad Universal; pensamos que en toda época histórica cada individuo, como cada colectividad, tiene su verdad, válida para esos individuos y esas colectividades en un lugar y momento precisos y bajo un contexto histórico determinado.

Inicialmente queríamos limitarnos a la experiencia anarcosindicalista y sindicalista revolucionaria en Colombia. En este país no existe absolutamente ningún estudio al respecto. Al señalar la existencia de federaciones anarcosindicalistas como la FOLA, descubrir la dinámica de organizaciones y publicaciones anarquistas en la década del 20, así como la participación de los anarcosindicalistas en movimientos de tal magnitud como la huelga de las Bananeras en 1928, pensamos haber aportado nuevos elementos que permitirán conocer más profundamente la naturaleza de los conflictos sociales en Colombia en las primeras décadas del siglo. Muchas cosas, no obstante, nos habrán quedado sin decir. Sólo un paciente y laborioso trabajo de equipo, dotado de los medios necesarios, sería capaz de enfrentarse a la carencia de fuentes de información y podría llenar los vacíos que deja nuestro trabajo.

Las reflexiones suscitadas por el decline del anarcosindicalismo y la aparición del sindicalismo paraestatal en Colombia, hacia los años 30, nos plantearon la necesidad de conocer de más cerca el desarrollo del mismo proceso en otros países del área. Seleccionamos tres países que, en relación a Colombia, poseen un universo cultural, étnico y geográfico sensiblemente diferente y donde el anarquismo y el anarcosindicalismo alcanzaron diversos grados de desarrollo: la Argentina, México y Brasil.

Constatamos que, más allá de las particularidades locales, la dinámica del movimiento anarcosindicalista anterior a los años 30 y el advenimiento del sindicalismo paraestatal obedecen a una serie de factores comunes que abarcan diversos países del continente e, incluso, de ciertos países europeos. Esperamos que en cada país, así como en aquellos que no han sido mencionados aquí a pesar de haberse desarrollado en su seno núcleos anarcosindicalistas de consideración (Cuba, Uruguay, Chile, Perú, etc.), surjan nuevos trabajos que permitan conocer las condiciones en que se verificó en cada país el viraje histórico del anarcosindicalismo al sindicalismo paraestatal.

Intentamos, por otra parte, aportar algunas reflexiones tendentes a elucidar los diversos factores cuya convergencia contribuirá a explicar el decline del anarcosindicalismo y la institucionalización del sindicalismo. Como pensamos que el comportamiento de individuos y colectividades no está determinado prioritariamente, en todo tiempo y lugar, por los condicionamientos económicos, abordaremos el problema de la irracionalidad en el acto de la rebelión, así como el significado del miedo y de las diferentes realidades míticas en la vida cotidiana de los individuos y colectividades.

El comportamiento de los actores sociales puede ser catalogado, clasificado y etiquetado (a esto parecen resumirse afortunadamente las posibilidades de las ciencias sociales), pero, a pesar de los gigantescos medios que la ciencia proporciona a los Estados y a las empresas modernas, su programación sigue siendo, por el momento, limitada. Al constatar que la irracionalidad está presente en nuestro comportamiento y que lo imprevisible forma parte de nuestra cotidianeidad, cuestionamos toda interpretación determinista de la historia. En este sentido, nuestro trabajo se afirma como anticientífico.

Queremos, por último, expresar nuestro agradecimiento al Instituto Internacional de Historia Social (IISG) de Amsterdam, y en particular a su director Rudolf de Jong y a Thea Duijker. Gracias a su colaboración pudimos hallar materiales de inestimable valor provenientes de las organizaciones libertarias latinoamericanas de principios de siglo.

Debemos asimismo agradecer a Lucía Ortiz, cuya colaboración en la investigación y recopilación de materiales fue invaluable; a mi padre, quien me proporcionó su ayuda en la obtención de fuentes de primera mano; y al Instituto de Altos Estudios de América Latina en París.


Alfredo Gómez
Marzo de 1978