Éditions Ruedo ibérico
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Presentación


¿Cuáles son las perspectivas de la ecología? ¿Se limitará a ser la "mala conciencia" de las sociedades industrializadas, va a conformarse con administrar las migajas económicas o ideológicas que tengan a bien concederle los detentadores del poder, propugnadores de un crecimiento a ultranza? ¿O, por el contrario, la ecología, movimiento aún en sus balbuceos, hunde sus raíces en una tradición, larga por más que haya sido sofocada, y significa, no una coartada, sino una postura global de rechazo de la ideología productivista, una manera de entender la existencia que podría suponer una ordenación distinta de nuestras relaciones con el mundo, evitando el peligro, bien real, de la regresión y sirviendo de escudo contra la barbarie tecnológica?

Tales son las cuestiones que plantea Jean-Marie Pelt en esta breve y densa obra, fruto no sólo de largas reflexiones sino de una sostenida actividad militante dentro del ecologismo. Y no se trata de cuestiones insignificantes ni académicas, pues su mero planteamiento correcto implica apuntar respuestas, un salto cualitativo -cabría decir- en la conciencia de quienes empiezan a entrever otras perspectivas que los habituales lugares comunes o las acostumbradas buenas intenciones, disfraz de la impotencia o del conformismo.

"La crisis del medio ambiente es un buen punto de partida para intentar comprender cómo, desde hace un siglo, la evolución de las ciencias y el movimiento de las ideas han despojado al hombre de Occidente de su estatuto milenario dejándolo huérfano en una sociedad cuyos logros tecnológicos y riqueza material no tienen precedente.

El hombre de hoy ejerce sobre el medio ambiente múltiples agresiones sin comparación, ni por su naturaleza ni por su amplitud, con las perpetradas por las generaciones que le precedieron. Mediante el progreso tecnológico crea un medio ambiente nuevo y en perpetua modificación que, en lo sucesivo, se impone a él y le exige un constante esfuerzo de transformación y de adaptación. La pérdida de contacto con la naturaleza y los medios de vida tradicional, la ruptura brutal con el pasado, el rechazo de tradiciones seculares basadas en un empirismo no desprovisto de cierta sensatez dejan al hombre moderno inquieto y sin arraigo. Estas desviaciones patológicas no son nuevas. La destrucción de la naturaleza no data de ayer. Pero ha sido preciso esperar a que los efectos de una evolución salvaje y de un crecimiento exponencial se hagan sentir a escala planetaria para que el hombre moderno tome brutalmente conciencia e intente, por fin, conjurar el mal."


Jean-Marie Pelt