Éditions Ruedo ibérico
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Prologo


La presente monografía se diferencia netamente de las publicaciones sobre sexualidad femenina. Me refiero, no sólo a las aparecidas en nuestro país, sino también a las extranjeras, con excepción del mundialmente famoso informe Kinsey en Estados Unidos.

Es sabido que la obra de Kinsey ha sido objeto de críticas, principalmente por parte de algunos psiquiatras, que ponen en duda la veracidad de los datos, por opinar que el alma humana no se abre fácilmente ante un equipo científico que rellena un cuestionario en clave, por muchas garantías que ofrezca de anonimato. Existen recodos muy difíciles de aflorar a la superficie. Se critica pues el método científico empleado en la obtención de los datos. Sin embargo, podemos objetar que, aunque así fuera, la cosecha ha sido tan copiosa, que palidece toda crítica que intente desvirtuar la importancia de la sexualidad en la especie humana. En todo caso el informe Kinsey habría quedado un tanto pálido de tintes.

Debido a que nuestra mentalidad, costumbres, ambiente y raza nada tienen que ver con los de Norteamérica, está en el ánimo de muchos compañeros médicos que un estudio semejante realizado en nuestro país, aportaría datos completamente distintos.

Pues bien, tenemos en nuestras manos la réplica española al informe Kinsey sobre sexualidad femenina. Un trabajo científico-estadístico, empleando un método de estudio muy semejante, casi superponible, con la particularidad y el mérito de haber sido comenzado con anterioridad a aquél, y llevado a cabo por una sola persona.

Un médico que ha dedicado, con tesón indescriptible, una parte importante de su vida al presente trabajo. Hasta ahora cuando hablábamos de sexología femenina lo hacíamos por impresión clínica, cuando no por intuición. Desde el trabajo de Serrano Vicens los médicos disponemos de una base científica de apoyo, en materia tan discutida como la sexualidad femenina.

Sería ridículo por mi parte discutir los datos aportados en el presente estudio. Tienen el peso específico de los hechos; sólo quiero hacer constar, como ginecólogo, mi desacuerdo con algunos de los diagnósticos que, a juicio del autor, puede producir la masturbación en las solteras. Se trata de diagnósticos poco convincentes. Pero también deseo señalar que mi objeción no desvirtúa en modo alguno el valor global del estudio, que como he dicho, me parece muy estimable, no sólo para la clase médica, sino también para sociólogos y moralistas.

También en el capítulo de «Deducciones» puede haber introducido el autor cierto subjetivismo, que el lector podrá aceptar o rechazar según su criterio.

Lo que no podemos hacer es negar a priori los datos estadísticos elaborados a base de un paciente y uniforme interrogatorio, presidido por la seriedad de una metodología científica a todas luces evidente.

El presente estudio confirma una vez más la necesidad de incorporar la Sexología humana a las disciplinas universitarias de la Medicina, con el fin de evitar que su información proceda de publicaciones de divulgación cultural que dejan mucho que desear, por carecer de sentido crítico y de rigorismo científico.


Dr Víctor Conill Serra
Barcelona, febrero de 1971