Éditions Ruedo ibérico

Libros que no nos dejan leer

Fernando García


Entre secuestros y libros prohibidos, el lector español sigue padeciendo un falaz tratamiento de menor. La historia del libro "clandestino", adquirido en París, o en la trastienda de algunas librerías, sigue la oscura tradición del Santo Oficio, bajo figuras enmascaradas en intereses políticos, económicos y seudomorales.

Al finalizar la guerra civil española. París se convirtió en una de las capitales del exilio republicano y pasó a ser cobijo y núcleo, apoyo y germen material, de gran parte de la producción de los libros que el Estado español no permitía circular. En la etapa de afirmación del régimen franquista comienza a ponerse en práctica una dura labor de censura literaria, y así, los libros editados en Buenos Aires por la recientemente creada editorial Losada, producto del exilio español, son puestos en movimiento entre las librerías parisinas por dos agentes literarios españoles: Juan Andrade y Amadeo Robles Beltrán.

Ellos mismos crearon en 1946, en el 26 de la Rue Monsieur Le Prince -distrito 6 de París-, la librería Ediciones Hispanoamericanas, que comenzó siendo centro fundamental de libros no permitidos en España, escritos en castellano y francés, todavía la más importante en nuestra lengua en la capital francesa; por delante de Ruedo Ibérico -6, Rue de Latran - y Librairie Espagnole -72, Rue de Seine-, ambas situadas en el distrito 6. En los bajos de Ediciones Hispanoamericanas empezó la hoy célebre editorial Ruedo Ibérico, que se independizó después de un asunto poco ortodoxo según Amadeo Robles.

Todavía en plena primera etapa del "nacional-catolicismo" cuando en España era sustituida la ensaladilla rusa por ensaladilla imperial y el cuento de "Caperucita Roja" pasaba a ser el cuento de "Caperucita Encarnada", y en los cines la gente era obligada a cantar el "Cara al Sol" brazo en alto, comenzó así a funcionar este centro de adquisición de libros.

Entre los libros publicados extraoficialmcnte fue el gran "best-seller" "La prodigiosa aventura del Opus Dei. Génesis y desarrollo de la Santa Mafia". Aparecido en Ruedo Ibérico en 1970 y obra del escritor periodista jerezano Jesús Ynfante, pronto se convirtió en uno de los libros de mayor venta del año. Estaba dedicado "a los batuecos -como escribió Larra- a quienes una larga costumbre de callar ha entorpecido la lengua".


Las grandes familias franquistas

Mientras que en el "Mirador Literario" del "ABC", José María Ruiz Gallardón, escandalizado, lo calificaba de "pornocultura", el libro era considerado como uno de los más destacados en ensayo y pensamiento del año, y Francisco Umbral escribía en "El Heraldo de Aragón": "Si tuviésemos que hacer una crítica literaria, que es la única que no se le va a hacer, diríamos que está muy bien escrito, con vigor y calor, cosa poco frecuente en un libro de erudición". Natalia Figueroa comentaba en la sección "Estampas del verano", del "Blanco y Negro", refiriéndose a una breve estancia en Biarritz: "En un solo día he visto 'Satyricon', he comprado el libro del Opus, he ido al espectáculo de las señoras que son señores y he jugado a la ruleta. Todo lo que no puedo hacer en San Sebastián. ¡Estoy de contenta!".

Después de sacar con la misma editorial "El Ejército de Franco y de Juan Carlos", Jesús Ynfante, no muy de acuerdo con las liquidaciones de las ventas que le ofrecía Ruedo Ibérico, creó, junto a Jesús Munarriz, un órgano propio de expansión de sus obras, en las que alguna vez colaboran juntos: Ediciones Monipodio, instalada en Toulouse, que en un principio se iba a llamar Petrel, o avemaría que precede a las tormentas. Y con este nuevo medio de producción se ha propuesto consolidarse como autor maldito en España, especializándose en detallar asuntos y negocios de alto nivel. Ya han aparecido en Monipodio: "Los negocios de Porcioles: las sagradas familias de Barcelona", "Los negocios ejemplares: Matesa, Sofico, los negocios del Caudillo, Rumasa"; y están en prensa: "El negocio de los Talgoriol y de la Lockheed" -donde se testimonia probando con contrato como Talgo, empresa privada, se impone a Renfe, empresa estatal- y "Los negocios de los Borbones (La Remonarquía Española)". Está en preparación "El reino de la Oligarquía: las cuatrocientas familias y tribus españolas", excelente guía de negocios y parentescos entre las familias más poderosas del país; inmejorable, como decía su propio autor, para saber quién es o no "buen partido".

Ruedo Ibérico, que tuvo con el libro de Ynfante uno de sus más felices acontecimientos, es la editora de libros extraoficiales más prolífica. Cuenta con las siguientes series: "España contemporánea" -con publicaciones como "Historia de la España franquista", de Max Gallo, "Los anarquistas españoles y el poder", de César M. Lorenzo-; Serie menor -"El mito de la cruzada de Franco", de Herbert R. Southworth, "Francisco Franco", de Luis Ramirez-; Serie mayor -el mencionado de Ynfante, "El proceso de Euskadi en Burgos", de Kepa Salaberri-; Otros libros sobre España" -"Breve historia de la guerra civil española", de Gabriel Jackson-; "Biblioteca de cultura socialista" -con obras de Trotsky y Fernando Claudin-; "Mundo contemporáneo" -"El general Franquísimo", de A. Vázquez de Sola-; "El Viejo Topo" -con obras de Wilhclm Reich, Claude Lefort-; Poesía -"Noticias del más acá. Otras noticias", de Carlos Alvarez-; "Libros en distribución exclusiva" -"Franco frente al Rey", de Rafael Calvo Serer; "Y estos borboncs nos quieren gobernar", de Ramón de Alderete-.

La editorial Ebro es otra de las más importantes entre las prohibidas. Los mismos nombres de algunos de sus autores hablan por si solos de la línea de las publicaciones: "Mañana España", de Santiago Carrillo; "El único camino", de Dolores Ibarruri; "Tras la muralla", de Jesús Izcaray -antiguo director de "Mundo Obrero"-; "La huelga", de Isabel Alvarez de Toledo -la duquesa Roja-; "El Amargo", de García Salve.


Arrabal, Vilallonga, Sastre...

Hace algunos años, cuando en las fronteras se detectaban libros tabúes en España por algún policía -aunque se hubieran escondido en sitios inverosímiles del automóvil-, ya se podía uno despedir de ellos. Como expertos cazadores de estupefacientes se hacían detallados registros, más exhaustivos si se era estudiante barbudo o se poseía algún indicio de los considerados sospechosos de tráfico ilegal de literatura "contraproducente", hoy es raro que detengan libros como "V.H.P." o "La revolució proletaria d'Asturies", de N. Molins i Fábrega -editorial Maspero-, o "J'étais deuxième classe dans l'armée républicaine espagnole", de Uvis Montagost.

Fernando Arrabal es otro de los autores malditos en tierras españolas; únicamente hay publicada una de sus novelas: "El entierro de la sardina", y tres de sus más de treinta obras de teatro, que aparecieron en un tomo de "Primer Acto", como el mismo autor me comentaba en una ocasión "archicensuradas" -hasta el titulo de una de ellas, "Los desastres de una guerra", pasó a ser "Ciugrena". Juego de letras que camuflaba la palabra Guernica. El escritor melillense, que abandonó España en 1955, es hoy el autor más representado en el mundo entero y las críticas de los más diversos países coincidieron siempre en la profunda significación hispana de su obra teatral y cinematográfica. Hoy está autorizada su vuelta y ya han comenzado las representaciones de dos obras suyas. "Yo pienso -dice el propio escritor- que todos mis problemas con España partían de la película 'El otro árbol de Guernica' y el libro 'Carta al General Franco'". Librerías como la Antonio Machado sufrieron atentados por poseer ejemplares del libro.

José Luis de Vilallonga, grande de España, actor, hoy político, periodista y novelista desde 1950, año en el que regresó a España después de una estancia en Argentina, ha sido otro de los autores marginados en castellano en la era franquista. "Me marché definitivamente porque la atmósfera era peor que en el cuarenta y tres; yo ya querría escribir y me di cuenta que allí era imposible", cuenta Vilallonga, que ha comenzado a publicar sus libros en nuestra lengua, pero algunos todavía "arreglados", como es el caso de "Gold Gotha", que aparece en versión castellana sin el capitulo integro "Dinastía y castañuelas", en el que trata de la familia Franco.

Otros como Alfonso Sastre siguen con prohibiciones como "El camarada de oscuro" y el libro de poemas "La balada de Carabanchel"; "Cartas desde la prisión", de su mujer, Eva Forest, tampoco está permitido. Max Aub está rechazado en gran parte de su obra, hasta ahora no se ha iniciado la publicación completa de César Vallejo en España, donde Rafael Alberti tiene prohibidas sus Obras Completas, como las de León Felipe, Pablo Neruda, mientras que, por fin, han sido autorizadas las de Miguel Hernández, y autores de teatro como Rodríguez Méndez, Martín Recuerda, Lauro Olmo, José Maria Bellido Cormenzana, extrañamente "colaron" obras por el estrecho agujero censor.

La política de exclusión de libros sigue siendo dura. "Fanny Hill", novela erótica del siglo XVIII, continúa prohibida en España, como continúa prohibida "L'Espoir", de Malraux, que trata la estancia del escritor recientemente fallecido en la guerra civil. La editorial Txertos de San Sebastián tiene secuestrados "La autonomía del País Vasco desde el pasado al futuro" -de Manuel Escudero y Javier Villanueva- y "Nacionalismo vasco y clases sociales" -de Emilio López Adán-. Las "Contramemorias de Franco" volvieron a aparecer sin el prólogo, y "Mañana", novela de ciencia ficción, de Luciano Rincón, no está autorizada... y tantos otros.


De la ruptura hasta que perdí aquello

Recientemente se han secuestrado: el libro editado por Cambio16, "Cuando yo era un exiliado", del capitán José Ignacio Dominguez; "Ensaio encol do problema nacional galego", obra de Santiago Alvarez, que hace el número quince en secuestros a la Editorial Akal; "Manifiesto de la Comuna Antinacionalista Zamorana", de Agustín García Calvo, puesto en circulación por una editorial que lucha con la distribución comercial del libro. La banda de Moebius; "Guinea, materia reservada", de Rafael Fernández Martín, secuestrado a raiz de la querella interpuesta por el abogado Antonio García Trevijano; "Cartas a la prostituta feliz", de Xabiera Holander -que se puede encontrar en sitios escogidos-, ambas editadas en Sedmay, editorial con la que "El juicio de Matesa", de Víctor M. Torres, tuvo que sobrevivir sin una interesante aportación de Trías Fargas y permanecen prohibidos "Documentos secretos" -papeles más relevantes de la Junta Democrática y Coordinación Democrática, así como "Copsi", de Pancho O'Donnell,- en el que se relata el proceso de absorción al individuo por la sociedad de consumo.

En marzo del pasado año fue secuestrado "Un nuevo cine político" -Anagrama-; "Sobresalto español", de Jesús Torbado -Planeta-. En abril "Cartas al Rey de unos niños españoles" -Guadiana- y "Los últimos días de la Cataluña republicana", de Roviora y Virgili. "¿Qué son las Comisiones Obreras?", de Sartorius -La Gaya Ciencia-, fue secuestrado (recientemente autorizado) junto a "Coordinación Democrática en la cárcel", de Dorronsoro -Akal-, en junio.

Con el verano descansaron las persecuciones de libros y en septiembre se reanudaron con "Perspectivas del Movimiento Obrero", Colectivo en Akal; en noviembre le tocó a "El regionalismo asturiano", de J. Rey y J. J. Tamayo -actualmente autorizado-; "Por una Iglesia del Pueblo", de M. J. Antón -Editorial Mañana-, y al "Manifiesto comunista", en comic, que posteriormente fue autorizado. A Xirinachs se le prohibió en diciembre "Diario de una huelga de hambre" -ya autorizado así también en Akal-, a Carrillo "¿Que es la ruptura democrática?" -Gaya Ciencia-, después autorizado; a Akal de nuevo, el libro de Castelao "Galizia mártir"; este último en enero, junto a "Los atentados contra Franco", obra de Eliseo Bayo, permitido recientemente. "¿Qué son las Fuerzas Armadas?", de José Fuertes y Restituto Valero -Gaya Ciencia-, acaba de ser secuestrado por el Ministerio de Información y Turismo y también, "¿Qué son los objetores de conciencia?", de Juan Roca.

Caso insólito en secuestros lo supone el que padecen dos obras publicadas por organismos del Estado español mismo, ejecutor y verdugo de sus propias ediciones: "El Banco de España; una historia económica" -Servicio de Estudios del Banco de España-, y "El oro español en la guerra civil", de Ángel Viñas -Ministerio de Hacienda. Instituto de Estudios Fiscales-. Pero la desconcertante censura, tan arbitraria y falta de criterio uniforme, puede llegar a límites irrisorios: los españoles no podemos todavía saber cómo Marsillach, Umbral, Mihura, Agata Lys, Sara Montiel y un largo etcétera de famosos y famosas perdieron sus respectivas virginidades, y un hecho anecdótico tan natural como la vida misma está vetado -aunque tolerado en contados sitios- a quien le interese conocerlo en el libro de Yale y Amilibia: "El día que perdí... aquello". Esa apertura "biológicamente imprescindible" a la que se refiere Gala en el prólogo del libro, sigue sin abrir sus floridas puertas a un libro tan intrascendente.

Como ya en febrero de 1975, en el debate acerca del proyecto de Ley del libro, dejara aclarado Adolfo Suárez, como miembro defensor de la ponencia: "La aplicación de la política del libro corresponde al Gobierno"; por tanto, será él, el Gobierno, quien dictamine qué literatura, que libros son o no "clandestinos". Sólo al Gobierno corresponde hacer eficaz el significado tercero que la Real Academia de la Lengua Española otorga al término "clandestinidad": "Dicese del impreso sin pie de letra o que lo lleva imaginario o falso o que se publica sin observancia de los requisitos legales". ¿Cuándo estaremos los españoles humana, intelectual y políticamente maduros, para escoger nuestras lecturas y prohibirnos las que considere nuestro criterio? Está bien que París nunca deje de ser una fiesta, pero debe desearse que pronto pierda definitivamente su carácter de servicio, para ver y leer lo que aquí no se permite.


In Cuadernos para el Diálogo de 30 de abril 1977

NDE. A propósito de este artículo, José Martínez escribió a Pedro Altares, director de la revista, lo siguiente con fecha del 3.5.1977:

"Querido Perico: mis últimas cartas quedaron sin respuesta tuya. Mi interés por explicarme en las páginas de C.P.D. -despertado por tí mismo en Frankfort- era debido a las muchas inexactitudes que otros órganos de prensa publicaban sobre R.I. Hoy veo que tu semanario peca de inexacto en este sentido. En realidad, desde la muerte de Franco ningún periodista ha sido tan insidioso con R.I. como lo ha sido Fernando García en tu número del 30 de abril"

Con lo cual la reacción es aún peor:
Un pie dentro y otro fuera por Mateo Macia