Éditions Ruedo ibérico
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Presentación


Para un cristiano, todo hombre es hijo de Dios. Francisco Franco lo es también por ello aunque lo haya resultado en distinta medida que la mayoría. En los demás españoles, como en los demás cristianos de cualquier parte, ser hijo de Dios es algo que afecta a sus relaciones de conciencia, a su vida espiritual más o menos reflejada en cada acto diario. Pero en Franco esa condición ha sido tan determinante según sus biógrafos oficiales, ha tenido tal apariencia sobrenatural su existencia toda y ha gozado de tales características de elegido, dirigiendo a España hacia su suma perfección, que no han vacilado en proclamarlo a través de prensa, libros, discursos y comentarios, como un muy privilegiado varón que ha representado en sí, por afortunada simbiosis, los más altos valores naturales y aun supernaturales que un elegido directo de la Providencia -del dedo de Dios se ha hablado- podía acaparar.

Las pruebas impresas de ello son múltiples, abrumadoras. Se le ha incensado con los títulos más desorbitados, más excelsos, más "cuasi idolátricos" en ocasiones.

Todo cristiano, todo hijo de Dios, debe ajustar su vida lo más estrictamente posible a la existencia terrena de Cristo, en cuanto a la imitación y práctica de sus virtudes. En eso reside la santidad, que no en otra cosa. Y santo se le ha llamado a Franco. ¿Le veremos pronto en los altares? se preguntaba una revista religiosa por el año 1952. Por eso las citas a la vida de Cristo al comenzar cada capítulo. ¿Ha seguido Francisco sus huellas tan exactamente?

Si la respuesta es negativa ¡qué responsabilidad para tanta palabra religiosa -aun entre la jerarquía- como ha jugado al malabarismo político de esa identificación chantagista!

La vida de Franco es la que debe hablar por sí sola. Los hechos de Franco, la conducta de Franco. Esta no es una biografía en el sentido académico, sino una interpretación biográfica, sobre una vida aun no terminada, siguiendo textos, recuerdos de quienes con él han convivido, sus propias palabras. Y todo en el marco de su época, en el cuadro de sus contemporáneos. Los hombres son consecuencia de muchas condiciones: físicas, históricas, biológicas...

Este hijo de Dios, Francisco Franco, responderá también, como todos, de los talentos que se le entregaron.

Luis Ramírez (Luciano Rincón)