Propagandistas católicos se sienten maltratados

Juan G. Bedoya
 
«Todo está permitido en el mundo de hoy, excepto proclamar a Dios». Ésta es la sensación del presidente de la poderosa Asociación Católica de Propagandistas (ACdP) y de la Fundación Universitaria San Pablo-CEU, Alfredo Dagnino. Lo dijo ayer en la clausura del décimo congreso Católicos y vida pública, en el que poco antes había hablado el cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco.
Por primera vez, los congresistas aprobaron un manifiesto, Con esperanza. Dice en el párrafo central: «No podemos dejar de denunciar que en la España actual no se respeta el sacrosanto derecho a la vida, ni en las inicuas leyes del aborto y de la eutanasia ni en los no menos inicuos proyectos del suicidio asistido y de la manipulación abyecta de las fuentes de la vida humana. En la España actual no se respeta como es debido a la familia y a sus valores ni el único matrimonio verdadero; no se respeta el inalienable derecho que los padres tienen a educar a sus hijos según sus propias convicciones religiosas y morales».

Pese al título central del congreso –Cristo, la esperanza fiable-, los propagandistas católicos se han expresado con gran pesimismo sobre el trato que recibe su confesión en España. «Nos sentimos injustamente tratados», proclamó Alfredo Dagnino. Poco más tarde se mostró más optimista: «Hemos conseguido que se advierta que el catolicismo español está despertando de su letargo. Poco a poco, las cosas están cambiando».
Pero el diagnóstico sobre la sociedad española fue muy sombrío. «Todo es negociable, todo admite componenda, nada hay sagrado, ni el derecho a la vida», denunció. En esas condiciones, «es el débil el que queda inerme ante los intereses del poder». El problema es, según Dagnino, «el contexto de laicismo ideológico» en el que se desenvuelve la sociedad occidental. Más de 1.400 personas han participado en el congreso. A esta cifra hay que sumar los más de 4.000 congresistas que han seguido los debates por Internet.
Rouco construirá en Madrid su minivaticano
Público, Jesús Bastante – Madrid – 28/02/2009
El cardenal de Madrid y presidente de la Conferencia Episcopal Española, Antonio María Rouco Varela, ya tiene vía libre para construir su particular minivaticano en la ciudad. El alcalde de la capital, Alberto Ruiz-Gallardón, le cedió ayer una extensión de 25.000 metros cuadrados en plena Cornisa de San Francisco uno de los lugares más emblemáticos de Madrid, junto a su seminario y muy cerca de la catedral, donde construirá una biblioteca diocesana, una casa de la iglesia con 200 plazas de aparcamiento, una residencia para sacerdotes, oficinas y un hogar para indigentes.
La operación Ciudad de la iglesia, que pone fin a 20 años de negociaciones, salió ayer adelante en el Pleno municipal con los votos a favor del PP y la oposición de PSOE e IU, así como de buena parte de los vecinos, que han interpuesto un recurso contencioso-administrativo y que se plantaron a mediodía en la sede del Consistorio para protestar contra la polémica medida.
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El Plan Parcial de Reforma Interior de la Cornisa del río Manzanares, que así se llama el minivaticano de Rouco, incluye, entre otras actuaciones, la construcción de una casa eclesial, con una fachada de 140 metros de longitud y cuatro plantas, una residencia para sacerdotes y una biblioteca diocesana, que pretende ser el germen de la futura gran Universidad Eclesiástica de Madrid, uno de los mayores sueños del cardenal.
En el Arzobispado de Madrid se espera ahora que, después de que se aprobara ayer el proyecto, las obras arranquen de inmediato, de modo que puedan estar finalizadas para el año 2011. El objetivo de Rouco no es otro que contar con el papa Benedicto XVI para que bendiga los terrenos durante su viaje a España el próximo mes de agosto.
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La aprobación del Plan Parcial de la Cornisa de San Francisco pone fin a una negociación que arrancó en 1985, y que ha pasado por numerosas vicisitudes. La culminación de la construcción de la Ciudad de la Iglesia en Madrid supondrá el broche final para la carrera eclesiástica del arzobispo. Rouco espera que para 2011, cuando cumplirá 75 años edad de su jubilación las obras puedan estar ya finalizadas.
In El País, 24/11/2008
A. Sáez Alba – La ACNP: La otra cosa nostra

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